Querido, te tengo que dejar

Hace unos días leí un libro muy breve, de unas ochenta páginas, que tenía por casa de una escritora catalana llamada Hermínia Mas, cuyo título es Estimat, t’he de deixar (Querido, te tengo que dejar). El libro está compuesto por varios capítulos breves (tres o cuatro páginas) que cuentan relatos diferentes sobre el amor, la timidez, los tópicos sobre los chicos y las chicas, la vida cotidiana,…
El primer capítulo, que da nombre al libro, me hizo mucha gracia ya que no es para nada lo que parece ser. Aquí no vale el dicho de una imagen vale más que mil palabras. Os dejo aquí el relato/carta traducido para que lo leáis. ¡A disfrutarlo!

                                                                                                                        Dream Girl

Querido,
Te tengo que dejar.
Tal vez podría insinuártelo, medio decírtelo, hacerlo poco a poco… Pero creo que lo mejor es dejarte de manera decidida. Ya sé que hay muchas maneras más suaves o más románticas de acabar una relación. Podría decirte que te dejo porque nuestro amor es imposible o porque alguien se ha interpuesto entre nosotros. Pero te estaría engañando. Y prefiero serte sincera porque te tengo demasiado aprecio para decirte mentiras.
Sencillamente te dejo porque quiero vivir nuevas experiencias, tener nuevas sensaciones y hacer mi vida. Tengo ganas de ser yo misma, de hacer amigos, de conocer gente nueva y de ver mundo.

En la mayoría de relaciones, cuando se acaban, uno busca defectos del otro, como si fuera necesaria la excusa de encontrar alguna culpabilidad para tener la valentía de dejarlo ir. Yo, si quieres que te diga la verdad, aunque quisiera, creo que no podría encontrarte ningún defecto. Estos dos años a tu lado han sido maravillosos. ¡Hemos descubierto tantas cosas juntos! Hay tantas vivencias, tantos bellos y dulces recuerdos que asociaré a ti… 

Ahora mismo me vienen a la memoria los paseos por el parque de la Ciutadella hasta que se hacía de noche, las visitas los fines de semana a Casserres para ver a mi abuela, que nos hacía un pastel de moras riquísimo; o las vacaciones en aquella caseta de pescadores del puerto de Na Macaret, en Menorca, las primeras que hacía en la playa y que a tu lado fueron esplendidas y muy relajantes. Y podría recordar muchas cosas más, todas tan bonitas…
Pero prefiero no hacerlo porque a veces los buenos recuerdos son como las rosas olorosas con tacto de seda, que nos seducen con su belleza y su perfume, pero nos pinchan con las espinas que se nos enganchan en la piel y no nos dejan marchar. Y me da miedo que me llegue a pasar  eso, querido. Y seguramente al principio me pasará y parecerá como si tuviera un pincho clavado, pero poco a poco encontraré mi lugar. Y tú también encontrarás el tuyo, estoy segura. Te preguntarás porqué te escribo esta carta tan larga, pero es que quiero que sepas que he estado muy bien contigo. Me has dado alegría, felicidad, seguridad, calma,… y un montón de cosas más.

En todo este tiempo que hemos estado juntos no me sentido nunca sola. Tú siempre has estado a mi lado. Sobre todo en los momentos más duros. No me has fallado nunca. Incluso cuando me encapriché por otro, me comprendiste y estuviste a mi lado. Y eso es muy importante. Por eso siempre te estaré agradecida. A veces tengo la impresión de que hemos estado juntos toda la vida y que no podré vivir sin ti. Es como si formaras parte de mí. Es por eso que te pido con más fuerza que te apartes de mi camino.

A lo mejor pensarás que me han aconsejado mis amigas y tendrás razón. Pero ha sido porque yo se lo pedí. No las culpes de nada, por favor. Es verdad que me han aconsejado y que me han dicho que no tendría que ir con alguien tan pequeño como tú, pero quiero que sepas que la decisión final la he tomado yo. Lo he pensado mucho pero ahora ya está decidido y no daré marcha atrás. También pensarás que mi madre me ha presionado o influenciado. Pues no. Ella no se ha metido de por medio. Ella me ha dejado tomar la decisión y me ha dado su apoyo en todo momento. Aunque puedas pensar lo contrario, ni ella ni mi padre han tenido nunca nada en contra tuyo y siempre han respetado nuestra relación.

Una cosa que te quiero pedir es que, por favor, no me intentes ver. Con esto lo único que conseguiríamos es que la separación fuera todavía más dolorosa, lenta y traumática.

Para acabar, solo decirte que hago lo que creo que debo de hacer.

Adiós, querido.

Adiós, querido chupete.

Te tengo que dejar.

Te tengo que dejar porque quiero ser una niña grande y las niñas grandes ya no llevan chupete. Imagínate como se reirían de mí los nenes del cole si me vieran llevándote conmigo… Estos dos años han sido maravillosos pero la vida continúa…

PD: Sé que mi hermana pequeña está enamorada de ti, pero no es por eso que te dejo. Te pido, por favor, que no te vayas con ella. Sería muy duro tener que verte cada día. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Retorno...

Libertad